¡Quién lo diría! La única boda de plata que conocía era la de mis padres y por eso mismo lo veía como algo de adultos, y resulta que "mi camarero" celebra su 25º aniversario.
Una alegría que hay que celebrar sí o sí, y para esa ocasión la novia quiso que su celebración fuera toda azul y blanco. De ahí que el esmoquin del novio fuera de color azul.
Las galletas fueron el detalle que los novios regalaron a los invitados, un regalo bonito y rico, y es que las galletas de mantequilla siempre nos evocan a nuestra infancia, a casa de la abuela, a tardes de merienda...
Lo sé la foto no tiene calidad, el color azul no se aprecia en la foto, y es que llegábamos tarde a la celebración y no me pude detener a hacer unas fotos mejores, pero he de decir que el vestido de ella llevaba un escote de forma corazón con un borde que imitaba a pequeños cristales brillantes, y su collar hacía juego con el elegante traje de él, que más bien parecía una seda por el brillo que tenía.
Sin duda un bonito detalle para que este amor dure mínimo otros 25 años más.
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